“Hay que formar un scrum porque no sabemos lo que se viene”. Un poco en broma, un tanto en serio, el vicegobernador Osvaldo Jaldo saludaba a los dirigentes territoriales que “invadieron” el antedespacho gubernamental. Se refería a la conducta que adoptaría la Casa Rosada ante el triunfo del Frente Justicialista por Tucumán sobre la Alianza Cambiemos para el Bicentenario. En la oficina privada, el gobernador Juan Manzur insistía en que las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) fueron un plebiscito a su gestión. “Es un gran respaldo de la gente y hay que devolver esto con más acciones, más gestión”, dijo. José Alperovich, el senador nacional que forma la triada de conducción oficialista en Tucumán, siguió de cerca los resultados del escrutinio oficial. “Ganamos”, les decía a los que se acercaron a saludarle.
El detrás de escena en el primer piso de la Casa de Gobierno fue más desmedido en los gestos que lo que se vio en el Salón Blanco, cuando los principales referentes, con Manzur a la cabeza, salieron a saludar a la militancia, a las 22. Hubo un desfile incesante de intendentes, legisladores, comisionados rurales, ediles y sindicalistas, pero una ausencia fue el comentario de la noche: la de la presidenta del distrito Tucumán del PJ, Beatriz Rojkés. La liturgia peronista no estuvo ausente. Algunos militantes entonaron la marcha partidaria. Otros presagiaron lo que sería el escenario posterior a las elecciones de octubre. “Volveremos a ser gobierno, de la mano de José”, entonó un grupo de mujeres que esperaba en los pasillos la llegada de Alperovich. Éste devolvió la atención de las seguidoras con una sonrisa. Ni él, ni Manzur ni Jaldo se animan a tirar las cartas sobre qué harán hacia 2019. En cambio, coinciden en una respuesta que, más que certeza, es una evasiva: “no sé”. En el fondo, el gobernador, su vice y el senador prefieren no aventurar escenarios y esperar el armado político posterior a las parlamentarias. El 23 de octubre los encontrará con una respuesta más clara. Pero las fórmulas se arman de a dos. Tres sólo sirven para el truco, no para gestionar, simultáneamente, una provincia.
Minuto a minuto
En el escrutinio oficial, la diferencia con Cambiemos se ampliaba. A las 22,53, el titular de la Unidad Ejecutora Provincial (UEP), Sisto Terán, gritó “3 a 1”. Así aludía a la aspiración que, durante la campaña, la exteriorizó Jaldo. Tres sobre cuatro bancas en disputa. Manzur volvió a su despacho. Miraba una y otra vez la TV para seguir los resultados del resto de las provincias. Se mostró sorprendido por la derrota en Córdoba del gobernador Juan Schiaretti; también en Chaco y, de reojo, observó lo que sucedía con la elección, en Buenos Aires, de Cristina Fernández de Kirchner. “Cada territorio es diferente”, indicó el gobernador.
Casi al oído, Alperovich le dijo a Manzur: “Mauricio Macri felicitó por la elección que hizo José Cano”. No hubo gestos de reacción por parte del gobernador. Sí del senador que, a sus colaboradores, les comentó que la Nación no estaba leyendo bien el resultado en Tucumán. A Manzur le cuesta hablar del presidente de la Nación. En todo caso, tras la pirotecnia proselitista, el titular del Poder Ejecutivo indicó a LA GACETA: “quiero que trabajemos juntos, que sumemos esfuerzos, porque aquí no está en juego lo que él o yo podamos sentir, sino que le vaya bien al país y, por ende, a Tucumán”. Pero, durante la campaña, hubo intercambios verbales. Y una visita de Macri que significó un pase de facturas presidencial por la postura crítica asumida por el gobernador a la administración de Cambiemos. “Lo mío fue una crítica constructiva, con el ánimo de aportar. Pero a mi me enseñaron que lo productivo es mejor que lo financiero. No es que me enoje con el Presidente, sino que son dos posturas diferentes de ver las cosas”, manifestó. Manzur dijo que está dispuesto a dialogar con Macri. “En algún momento nos sentaremos a hablar. Las puertas de la Casa de Gobierno siempre estarán abiertas para él”, indicó.
En el primer tiempo electoral, como dijo Jaldo, el oficialismo “gana 3 a 1”, pero el partido se resolverá dentro de 70 días. Por eso, el festejo de Manzur es medido. Tal vez por eso anoche, en el Palacio de Gobierno, estuvo ausente el cotillón propio de cada elección. Los festejos fueron tan austeros que, a los presentes, sólo se les sirvió agua mineral y café.
El oficialismo se fue a dormir tranquilo por el resultado de las PASO. Pero más de uno tuvo pesadillas por la postura que puede llegar a tomar la Rosada con Tucumán, uno de los distritos electorales de la Argentina en el que el PJ pudo imponerse ampliamente, en las urnas, sobre Cambiemos.